Traigo

Traigo de la playa un aire, de ola,
de ola nocturna y fría, de gutural hola,
y de la noble roca, tremolar de taurios,
coruscar de cristal vivo rielando osarios.

Traigo de yertas calles, farolillos rojos,
senos divinos, veinte completo, labios de antojo,
y de la negra Luna, su luz divina
desertando el alma en aquella esquina.

Traigo de grácil boca, ataujía de lenguas,
pitezna labial y aljófar con sus opulencias,
y de un lindo torso de Venus, brazos y risas,
brazos ahítos de abrazos, elipse incisa.

Traigo de las miradas, rabillo de ojos,
un mar de aojos en islas verdes y azules,
y de las guedejas, engastadas crenchas,
rubios valles de ondas y de leyendas.

Traigo de esas montañas, leche de almendra,
amamantando esdrújulos versos en mi cabeza,
y de la espalda, inconmensurables avenidas,
lamiéndolas con mis dedos de pura vida.

Traigo del lozano viento, tu leal perfume,
fragancia de hembra, vaho de amapola,
y de tu semblante, casabillos pátina,
soflama de las mejillas pasando pagina.

Traigo después de muerto, amoricones,
con dudas vanas, ternuras zafias y desazones,
caspicia infecta de mil perdones, y sinrazones
responsables del verbo que tú me impones.

Traigo de mis soledades, tiempo irrelevante,
ombligo del observador y lo observado,
sangre que espera sola, roja y caliente,
persuasión desabrida por lo inmanente.

Traigo de mis adentros suero de entraña,
ojos de cristal liquido que sé me empañan
de verte lejos, tan lejos que ya no alcanzo
a tocarte, radiante y bella, luz de morcella.

Traigo tinos suspiros creciendo en credos,
oraciones que visto con mis sinceros
versos de ausencia, y mil “te quieros”
que son las tierras ansiadas por este aedo.

Condevolney2009 ©